
Los cacos se apoderaron de centenares de láminas de oro, joyas, alhajas, piedras preciosas y sortijas valoradas en más de 100 millones. Además, desvalijaron todo los encargos de clientes, que se confeccionaban en el taller, valorados en 100 millones de pesetas.
El pasado día 5 de enero, otra joyería de Carabanchel fue forzada por unos butroneros que consiguieron un botín de al menos 100 millones de pesetas. Y el pasado día 2, los delincuentes intentaron otro robo por el procedimiento del agujero en otra relojería. Esta oleada de asaltos y la extorsión sufrida por un joyero de Tetuán han desatado de nuevo las quejas de los joyeros, que reclaman medidas de choque al Gobierno central.
La fábrica de joyas, que ocupa una planta entera de un edificio industrial de Villaverde Alto, está muy disimulada y carece de publicidad exterior. Pero los butroneros conocían a la perfección el enclave y sus medidas de seguridad y emplearon más técnica que violencia en el golpe.
En primer lugar, cortaron varios cables y desconectaron las alarmas. La primera puerta blindada fue reventada con gatos hidráulicos y sopletes. Al franquear ese obstáculo, se encontraron en la recepción de la fábrica.
Luego practicaron un agujero creyendo que llegarían a la cámara donde se hallaban las cajas de seguridad. Se equivocaron con ese boquete y practicaron un segundo butrón hasta llegar al cuarto que buscaban. A continuación, reventaron las cuatro cajas de seguridad y antes de marcharse se llevaron todas las alhajas, joyas y piedras que se manipulaban dentro del taller.
Al día siguiente, el dueño de la fábrica, que prefiere permanecer en el anonimato, descubrió el asalto. «Tengo 16 empleados y no sé qué va a ser del negocio. Se lo han llevado todo, hasta los encargos de los clientes», comenta, apesadumbrado, el empresario. «Después de esto no tienes ganas de seguir adelante y encima los seguros no cubren todo lo robado», añade el hombre que fundó el negocio hace 17 años.
La policía inició inmediatamente las investigaciones para localizar a los ladrones, tarea que se ha visto dificultada porque los butroneros no dejaron ninguna pista fiable e, incluso, se llevaron las herramientas, radiales y sopletes, que utilizaron para acceder a la fábrica. A unos 200 metros de ésta, se halló tirada, entre dos coches, la alarma.
Se sospecha que la banda estaba integrada por cuatro personas. Los investigadores barajan la hipótesis de que los autores del robo sean una banda criminal de kosovares dedicada a actividades ilícitas a gran escala.
Armando Rodríguez, secretario del gremio de Joyeros, Plateros y Relojeros de Madrid, asegura que el año ha empezado mal para su colectivo. «Llevamos varios butrones y ahora mismo, hay un grupo de individuos que van con un mazo dando golpes a cristales y cogiendo el género. Luego salen corriendo en una moto», relata Rodríguez. Los joyeros reclaman, con urgencia, que el Partido Popular lleve a efecto la reforma del Código Penal relativo a los delitos patrimoniales, «que varios políticos nos han prometido antes del verano». «No sé si merece la pena que los joyeros trabajen en estas condiciones. Perdemos dinero y, además, se pierden puestos de trabajo», agregó Rodríguez.
El año pasado, los 1.000 joyeros de la región sufrieron una ola de atracos que les llevó a movilizarse durante varios meses. El sector expresó su indignación con cierres de establecimientos y cuñas en la radio en la que los atracados ofrecían su testimonio. En los últimos cinco años, los joyeros y relojeros denuncian que han sufrido pérdidas por valor de 15.500 millones a causa de los robos y los butrones
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